11/4/11

EL SUSURRO DE LAS OLAS

Esta vez no tengo perdón, pero últimamente me cuesta mucho arrancarme a escribir, será que no presto tanta atención a todo aquello que me sucede o es que simplemente, no sucede.

Por fin ha llegado la primavera, y algo que me tiene enamorada ahora, es ver como florecen todos los árboles frutales, me parece algo tan bucólico e inspirador, los cerezos por ejemplo, con esa flor tan blanca y perfecta, pero que sucede, que en mi caso, algo tan precioso como un cerezo en flor, se puede convertir en algo cutre salchichero gracias a las aptitudes de mi madre, (redirigiros a este post por si no recordáis), esta vez se ha lucido, sin palabras...


No tienen remedio, y doy la batalla por perdida, no hay manera que entiendan que cada cosa tiene su uso... que mayores se me hacen!

A estas alturas, quien más o quien menos ya sabe que el mar me encanta, y si no, fijaros en mi foto del perfil del blog. Quien no ha caminado por la orilla de la playa y se ha encontrado una concha, se la ha acercado al oido y le ha parecido oir el ruido de las olas, si la concha aún tiene bicho, al acercarla al oido tambien se puede oler. ¿Quien se inventó que el mar se oía en en las conchas?, supongo que el mismo burrico que dijo que se podía hablar por teléfono a través de un par de yogures y un cordel, si fuera así, porqué seguimos recibiendo la factura de Movistar. A veces creemos, sabiendo que no es cierto, y es ese punto bucólico, el que da sentido a muchas cosas, tenemos necesidad de creer en lo bello, sin más.
Así que espero que podáis creer en mi particular ofrenda al mar, Mare Nostrum.